Abucheos para Margarita Robles y vivas a los Reyes en un día de las Fuerzas Armadas que divide a los ciudadanos (2024)

Oviedo era una fiesta al atardecer del viernes. Allí, frente a la catedral, una banda de música militar entonaba marchas militares populares junto a un grupo de gaiteros. Cerraban con el Asturias patria querida, que emocionó a los ovetenses y a los forasteros que se acercaban al clamor de los acordes. En las terrazas y restaurantes del centro, los locales se mezclaban con militares a los que, a pesar de estar vestidos de civil, sus conversaciones les delataban. A las doce de la noche, los servicios de limpieza se afanaban en dejar todo impoluto y el centro estaba casi desierto, salvo por grupos de jóvenes que se preparaban para iniciar la noche. La avenida Hermanos Menéndez Pidal ya estaba delimitada por vallas y, en la esquina con la avenida Galicia, sendas tribunas hacían presagiar que algo pasaría al día siguiente.

Este sábado Oviedo ha acogido el acto central del Día de las Fuerzas Armadas, con el que se pone el broche a una semana entera de actividades, en las que las Fuerzas Armadas se han acercado a los asturianos. Lo han hecho con un acto presidido por los Reyes Don Felipe, que el viernes ya había presidido la revista naval en Gijón, y Doña Letizia, asturiana de nacimiento y princesa de ese título durante una década. El inicio de este acto festivo ha estado marcado por los abucheos del público. Un cuarto de hora antes de las doce de la mañana, la ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha incorporado a la línea de saludo donde el jefe de Estado Mayor de la Defensa y el jefe del Cuarto Militar esperaban a los Reyes. En ese momento, el público de los balcones de la avenida Avenida Hermanos Menéndez Pidal y algunos desde las vallas han comenzado a abuchear y pitar a la ministra. Es la primera vez que se produce un desagravio de estas características hacia la ministra en este acto. Robles es el único miembro del Gobierno que aprueba en el CIS, y la ministra mejor valorada.

Salvado ese incidente, los Reyes han hecho aparición a mediodía en la avenida y el público ha roto en vivas y ovaciones. La Reina ha adaptado a sus circunstancias particulares la solemnidad del traje que se exige en los actos castrenses. Doña Letizia tiene una fractura limpia en la falange proximal del dedo central derecho de ese mismo pie. Una lesión que le confirmaron el pasado 5 de mayo los médicos y que sólo tiene una solución: aplicar una sindactilia terapéutica uniendo el dedo al de al lado, y caminar lo menos posible, en zapato plano y ancho. Es por ello que la Reina se ha visto obligada de nuevo a vestir un traje de chaqueta y unas zapatillas.

Ello no ha impedido a Doña Letizia aparecer con una gran sonrisa en una tierra que le es cómoda. Y los ovetenses han correspondido. Miles de personas se han arrancado en vivas y aplausos a los Reyes, que han saludado sin cesar a la izquierda, a la derecha y, de pronto, hacia el cielo, a las ventanas de los vecinos que, curiosos, han tenido una visión privilegiada de lo que iba a suceder. Ante la presencia del Jefe del Estado se han olvidado de los abucheos a Robles y ha dado comienzo el desfile.

Por la Avenida Menéndez Pidal se realizó el recorrido militar. Un desfile en el que participaron 3.293 efectivos, 13 carros de combate, 108 vehículos sobre ruedas y 36 motos. Los Reyes llegaron acompañados del jefe del Cuarto Militar, el general Gracia Cirujeda, y fueron recibidos por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro Esteban López Calderón. Además del presidente del Principado, Adrián Barbón, y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli.

Después de que el Rey pasara revista al batallón de honores, un cabo de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y del Espacio protagonizó el tradicional salto con la enseña nacional. Este año le tocó al cabo primero Miguel Antonio Gómez Ribas, natural de Asturias y que acaba de ganar por segundo año consecutivo el Campeonato de España en la disciplina de precisión de aterrizaje. Entró en la Papea en 2011 y acumula más de 6.500 lanzamientos.

Tras izar la espectacular enseña de 54 metros cuadrados y 15 kilos, se rindió homenaje a los caídos por España. Este año, el Ejército ha sufrido cuatro bajas. El cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar y el soldado Carlos León Rico murieron en un accidente cuando realizaban maniobras acuáticas en la base militar de la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano. Otro militar español falleció durante unas maniobras con fuego real en Polonia en las que participaba el Ejército de Tierra. También un legionario del Tercio, falleció en un accidente de tráfico en extremadura mientras regresaba con otro compañero a la Academia de Infantería de Toledo. Con ellos en la memoria de todos, al toque de oración la popular Patrulla Águila realizó un pase por el luminoso cielo de Oviedo.

Este año no siguieron más aeronaves a la Águila, puesto que se decidió que el desfile aéreo se realizara en Gijón el día anterior. Una fórmula nueva y que fue un gran acierto, pues las condiciones urbanísticas del entorno de la Playa de San Lorenzo permitieron, además del desfile, ser testigos de una exhibición aérea que fue muy bien acogida por los miles de ciudadanos que la presenciaron en Gijón. Así que tras la patrulla Águila comenzó el desfile motorizado. Y un desfile a pie. Una vez más los legionarios fueron los más aclamados y en esta ocasión desfiló junto a ellos un borrego macho de dos años llamado Baraka.

Tras el desfile, las autoridades se dieron cita en el hotel Reconquista, donde se ofreció un vino español en el que la ministra de Defensa dijo que este era un día "muy especial" por tener a la Princesa de Asturias dentro de las Fuerzas Armadas. El Rey, por su parte, destacó la importancia de que las familias de los fallecidos en acto de servicio estuvieran presentes. Este año, la ministra Robles invitó a las familias de los 88 soldados que han muerto en los seis años que lleva al frente de las Fuerzas Armadas.